Una madre es capaz de todo por sus hijos, aunque eso conlleve serle infiel a su marido.
Relato
Todo comenzó una mañana del mes de enero en la que recibí una llamada del instituto de mi
hijo. Era el jefe de estudios para decirme que a mi hijo le había pegado un alumno. Al parecer no era la primera vez que ocurría algo así. Mi hijo había terminado confesando entre lagrimas que sufría acoso desde principio de curso por parte de unos compañeros de clase, especialmente por un chico repetidor, un macarra de 17 años(cuatro más que mi hijo). Ningún profesor se había percatado de lo sucedido. Ningún compañero le había ayudado. El tal Daniel después de cuatro meses acosando a mi chico, insultándolo, humillándolo y golpeándole, recibió el duro castigo de ser expulsado del centro durante un mes(excepto para los exámenes, a los que podía asistir).
Durante las vacaciones de Semana Santa, mi hijo nos confesó a mí y a mi marido que había vuelto a ocurrir y que le había amenazado con matarnos a todos si se chivaba. De todos modos, en el caso de que lo hiciese volvería a ocurrir lo mismo. Mi hijo no se quería cambiar de instituto y aunque lo hubiera hecho, en todos los centros hay gente que se mete con los alumnos más reservados como él. Tomé la decisión de ir a hablar con los padres de ese chico. Busqué la dirección y me presenté en la casa de los Ruiz. Me llevé una sorpresa al descubrir que Daniel no provenía de una familia marginal, ni mucho menos. Esa casa era el triple de grande que la mía y en la entrada había aparcado un Mercedes. Aquel chico era un malcriado, un niño mimado sin ninguna educación.
Llamé a la puerta y me abrió un joven de 1,72, moreno, con el cabello corto peinado en forma de cresta, de ojos claros, con un pendiente en la oreja, una camiseta sin mangas que dejaban ver sus fuertes brazos y marcaban su musculado cuerpo y con una sonrisa de chulo que me dio vergüenza ajena.
-¿Eres Daniel?
-Si.
-¿Están tus padres?
-No, están trabajando y no vendrán hasta la noche.
Lo que imaginaba. Un chico criado prácticamente solo, malcriado, consentido y sin ninguna educación, cosa que lo había convertido en un golfo, en un delincuente juvenil.
-Buenas tardes. Soy la madre de Carlos.
-Pues para tener un hijo tan mayor está usted muy buena.
No me esperaba esa respuesta. Desde luego, aquel joven era un desvergonzado y un guarro, que no guardaba ningún tipo de respeto por una señora como yo, que podría ser su madre. Lo que más me jodía era que seguramente su desparpajo unido a su gran atractivo físico lo convertirían en un ligón, en el más deseado por las chicas. A las mujeres nos ponen los chicos malos. Pero esa clase de chicos solían acabar mal; cada cual se labra su propio futuro, recogemos lo que sembramos y esa clase de chicos se labran finales trágicos.
-Gracias.
-Bueno, me lo podría agradecer con una buena mamada.
Pero con quién se creía que hablaba ese niñato. Hijo de puta. Yo no era una de aquellas chiquillas inmaduras que piensan aún con el coño y no con la mente. Yo era una mujer decente que solo había estado con un hombre en toda mi vida, muy católica y que no se iba a dejar intimidar por las groseras palabras de un delincuente juvenil.
-Mira, niño. Ten un poco de respeto hacia una mujer casada de 39 años que es madre de dos hijos. Y deja en paz a Carlos. ¿Por qué la tomas con un chico menor que tú?¿No te atreves con los de tu edad o es para llenar el vacío que te ha dejado la continua falta de tus padres?
-Yo a usted le he hablado con respeto en comparación con otras personas. En cuanto a meterme con su hijo, me divierte hacerlo. Su hijo es un pringao y yo un machote que puede con los de su edad y con su marido si hace falta.
-Dani, por favor. Deja a mi hijo. ¿Qué quieres que haga para convencerte?
-Señora...
-Raquel.
-Raquel, tú estás muy buena, pero...
-¿Quieres que te haga un striptease?
No se por qué se lo propuse. Yo llevaba 18 años casada con Enrique, había llegado virgen al matrimonio y siempre le había sido fiel. Pero soy madre y, aunque siempre he sido una mujer decente y recatada, por mis hijos haría cualquier cosa. Ellos están por encima de mi catolicismo. La respuesta de Dani me dejó helada.
-Quiero verte desnuda, pero no solo me voy a conformar con eso. Si quieres que yo deje tranquilo a tu hijito, tienes que entrar dentro, subir a mi cuarto y follar conmigo durante lo que queda de tarde. ¿Qué me dices?
Eso no me lo esperaba. Una cosa era dejar que ese desgraciado me viese desnuda y que luego se pajease recordandome y otra muy distinta era acostarme con él. Eso sería como prostituirme. Además, no tenía ni ninguna certeza de que luego él cumpliese su palabra. Si él quería podía convertirme en su puta particular y en la de sus amigos. Me mantuve en silencio durante unos minutos hasta que contesté con los ojos llorosos.
-¿Me garantizas que si hago el amor contigo no volverás a molestar a Carlos?
-Te lo juro. Y te garantizo además que nadie se enterará. Es más, si eres lo suficientemente puta en la cama, si me haces disfrutar como solo una mujer con tu experiencia puede hacerlo, te juro que defenderé a tu hijo cada vez que algún chulito se meta con él. Te lo juro.
Por un lado, me sentía halagada de atraer a un muchacho tan joven y deseaba follar con semejante maromo, pues tenía excusa, lo hacía por mi hijo y no sería infidelidad. Pero por otra parte, si que sería traicionar al gran amor de mi vida, al único con el que había estado hasta el momento. Por no hablar de lo indigno que sería tener sexo con el cabrón que le había estado haciendo la vida imposible a Carlos: él golpeaba e insultaba a mi hijo y a cambio recibía el premio de follar conmigo.
Además tenía miedo: mi vida sexual siempre había sido muy tradicional(con mi marido, una vez a la semana, tapados hasta arriba, a oscuras y sin ni siquiera mencionar el sexo oral o el anal) y a saber que clase de barbaridades se le podrían ocurrir a a aquel depravado. Lo peor sería que mi familia se enterara: mi marido me pediría el divorcio(habíamos hablado a veces del temas y los dos coincidíamos en que algo así es imperdonable) y mi hijo no me volvería a mirar a la cara. Pero yo lo haría por él; estaba pasando por un infierno y un chico en una situación similar había llegado al suicidio. Antes de contestar les pedí perdón mentalmente.
-Está bien.
-Pasa, muñeca.
Entré y me dijo que me sentara en el sofá. Se sentó a mi lado y colocó mi mano sobre mi pierna.
-Bien, mi madre suele llegar a las ocho, pero a veces se suele adelantar a las siete y media. Por lo tanto, te marcharás a las siete. Nos quedan solo dos horas, así que para satisfacerme por completo mañana volverás a las cuatro. Después no volveré a tener ningún tipo de relación contigo y me convertiré en el protector de tu hijo. ¿De acuerdo?
-Sí.
Se levantó y encendió un reproductor de música. Colocó un CD y empezó a sonar una romántica melodía. Me cogió de la mano y me ordenó que bailásemos. Agarrados. Se apretaba mucho a mi. Me tocaba el culo y refregaba su polla contra mí. Me plantó un beso. Aparte de mi marido, que siempre ha sido muy torpe en cuanto a besos, solo había besado levemente a otro chico cuando era muy jovencita y fue robado. Pero el beso de Dani fue diferente. Me trasladó al séptimo cielo. Al terminar la canción me dijo que me sentara y cogió una botella de vino. Brindamos. Me cogió y me sentó encima de él. Me besó mientras me desabrochaba los botones de la blusa. Me la terminé de quitar y Dani me desabrochó el sujetador dejando libre mis pechos.
Dani se quedó un rato contemplando mis tetas. Eran grandes, levemente caídas y con unos pezones rosados. Dani me las tocó. Mientras me las sobaba estaba como hipnotizado; creo que nunca había estado con una mujer cuyas tetas fueran de un tamaño considerable, puesto que las chicas de hoy en día parecen todas anoréxicas, sin saber que a los hombres le gustan las mujeres de verdad: de grandes pechos y con curvas. Me chupó el cuello sin apartar sus manos de mis tetas. Una vez que se aseguró que me había dejado una marca como recuerdo de nuestro encuentro, bajó su lengua hasta mis pechos. Me comió las tetas, me las chupó y me las lamió. No quise, pero me gustó sentir su lengua en mis pezones, por lo que le agarré su cabeza y la apreté sobre mi. Cuando terminó eran ya las seis de la tarde.
-Chupamela.
-Nunca lo he hecho.
-Yo te guío.
Me coloqué de rodillas y le bajé la bragueta. Le saqué la polla y me quedé asombrada, pues además de su considerable tamaño(unos 25 cm que dejaban ridículos los penes de mi marido y de mi hijo) era hermosa, nunca había contemplado(veía películas porno a escondidas) un aparato así. Al principio me dio asco, pero me acabó gustando chupar y lamerle la verga. Él colocó las manos sobre mi cabeza y me fue guiando en mis movimientos, aunque a los cinco minutos ya no hizo falta: yo sola recorría con gusto la polla desde el glande hasta los huevos. Cuando hizo ademán de correrse, retiré la cabeza pero el muy cabrón me agarró del pelo y me obligó a tragarme todo su semen. Me entraron arcadas y tuve que ir al baño a vomitar.
Al salir estaba tumbado en el sofá con el pene de nuevo en estado de erección. Me dijo que eran las siete menos diez, así que me ordenó que me colocara sobre él y que le echara un buen polvo. Así lo hice. Me bajé los pantalones y las bragas, quedándome completamente desnuda ante él. Me senté encima de su polla, enterrando sus 25 cm en mi caliente coño. Nunca había llevado la iniciativa, por lo que me volví loca saltando sobre él. Mientras follábamos volvió a chuparme las tetas. Nos corrimos al mismo tiempo. Eran las siete y cinco. Me vestí rápidamente y en la puerta me dio un largo y apasionado beso de despedida.
-Mañana quiero que vengas vestida como una puta y no como una mojigata.
Por la noche, no me atrevía a mirar a la cara a mi familia. Me acosté temprano. Mi marido se metió en la cama con intenciones de que hiciéramos el amor. Le dije que no era sábado, a lo que él me respondió que estaba muy caliente. Jamás me había negado a tener sexo y aquel día yo también estaba muy caliente por lo sucedido, a pesar de los remordimientos de conciencia. Para sorpresa de mi esposo, quise hacerlo con la lamparita encendida y ponerme yo encima. Al introducirme la picha de 12 cm de mi marido no sentí nada y tuve que cerrar los ojos e imaginar que estaba follando con Dani para sentir algo de placer. No fue suficiente y cuando mi marido se corrió a los cinco minutos tuve que ir al baño a masturbarme, algo que no había hecho antes.
Aquella noche disfruté de sueños eróticos. Supe además que después de mi “sacrificio” no podría disfrutar más del sexo con mi marido. Así que como jamás se me habría pasado por la cabeza ponerle los cuernos, tenía que disfrutar al máximo del segundo acto con Dani. Por la mañana fui de compras, ya que no tenía ropa de puta. A las cuatro en punto llamé a la puerta de los Ruiz vestida con un top sin sujetador y una minifalda que ocultaba un tanga. Nada más verme Dani se puso palote, me agarró y me comió la boca mientras metía la mano debajo de la falda y me apretaba el culo.
Cerró la puerta y me subió al dormitorio de sus padres, tirándome sobre la cama de forma violenta. Sin decir palabra se quitó la camiseta dejándome contemplar por primera vez su pecho depilado y su tabletita de chocolate. Se colocó sobre mí, me quitó el top y reanudó la tarea del día anterior con mis pechos. Esta vez llegó más lejos mordiendome los pezones. La mezcla de placer y dolor me gustó más de lo que esperaba. A las cinco, Daniel metió la cabeza por debajo de mi falda y me quitó el tanga. Lo olió.
-Huele a puta.
-Deja ya el tanga y comeme el coño.
-Creía que solo hacías esto por tu hijo.
-Y solo lo hago por él. Tú no me gustas, pero para que cumplas tu parte del trato yo tengo que interpretar mi papel de puta a la perfección.
-Pues tienes madera de actriz porno porque yo diría que te pongo a cien, que estás disfrutando como una zorra y que hasta ayer no sabías lo que era sentirse una mujer, lo que era el placer, lo que era ser follada por un verdadero macho.
Se metió de nuevo bajo mi falda y me chupó el coño. Utilizó su lengua de forma magistral, entrando y saliendo como si de una polla se tratase. A las cinco y media me corrí. Dani me arrancó la minifalda y me penetró. Fue un mete y saca brutal. Mientras me follaba él me chupaba los pezones y yo le besaba en el cuello al mismo tiempo que metía mis manos bajo su pantalón agarrando mis uñas a su culo. Me corrí tres veces y perdí la cuenta de los orgasmos que tuve antes de que me llenara con su leche a las seis en punto.
Solo me quedaba una hora en el paraíso antes de volver a mi vida rutinaria. No quería perder el tiempo, así que cuando Dani retomó su obsesión por lamerme las tetas yo le desabroché la bragueta. Empecé a machacársela mientras él me succionaba los pezones. Deseaba volver a saborear su miembro, por lo que lo aparté de mi y me lancé sobre su polla que aún olía a semen. Realizamos un 69 y esta vez él se corrió primero. Me había convertido en una autentica PUTA. Se la dejé limpia y él por fin hizo que llegara otra vez al orgasmo.
-Te he ganado. Me parece a mi que no eres tan macho.
-No mientas. El cornudo de tu marido y el imbécil de tu hijo no son ni la mitad de hombres que yo. Te voy a demostrar lo que es un verdadero macho. Ponte a cuatro patas.
-No, por el culo no. Lo tengo virgen.
-Por el culo si.
A pesar de mis lloros y súplicas, Dani me agarró y me la metió por detrás. Di un grito estremecedor, porque el muy capullo me la había metido de golpe. Estaba llena de lágrimas y Dani me apretaba las tetas mientras me daba unas embestidas brutales. Entonces me metió dos dedos por el coño, lo que hizo que empezara a sentir placer. La masturbación hizo que el dolor desapareciera poco a poco. Al final disfruté del sexo anal y de las embestidas de aquel semental. A las siete en punto se corrió en mi cara.
Nos quedamos un rato en silencio, jadeando y pensando en lo sucedido. Desnudos. Él tumbado en la cama y yo sobre su pecho. Nos besamos. Fue un beso pasional, pero cariñoso. Por primera vez no nos besamos como dos actores porno, sino como una pareja de enamorados. Fue la despedida. Me marché sin decir palabra. Me negué a follar con mi marido en los días siguientes. No me atrevía. Tras las vacaciones, Carlos me dijo que el chico que le molestaba le había pedido perdón y le había dicho que quería ser su amigo y su defensor. Daniel había cumplido su promesa.
A principios de junio mi hijo me dijo que por la tarde vendrían unos compañeros a hacer un trabajo. Me llevé una sorpresa cuando vi que uno de ellos era su amigo Dani. Se comportó como si no me conociera, con respeto, como el amigo de mi hijo. Pero mientras estaba agachada limpiando el baño entró en silencio, cerró la puerta y me agarró por detrás.
-Te he echado de menos. A ti y a tus tetas.
Me cogió en brazos me sacó las tetas y me las volvió a chupar durante cinco minutos. Se sacó la polla por la bragueta y yo me bajé el pantalón y las bragas. Echamos un polvo rápido y en silencio. Luego volvió al cuarto con mi hijo y el otro chico. De nuevo me trató como una desconocida. Dos semanas después me enteré de que estaba embarazada. Hacía tres meses que no tenía sexo con mi marido. Aquella noche follé para que no descubriera que le había sido infiel, pues en la tercera ocasión ya no tenía excusa. Pasó el verano y en el curso siguiente Dani no estuvo en la clase de mi hijo. No volví a saber de él, ya que seguro que se enteró de mi embarazo y un chico de su edad no pensaba cumplir con esa responsabilidad. Di a luz a una preciosa niña a la que llamé Daniela. Mi vida sexual se redujo a mas turbarme recordando los polvos que eche con el padre de mi primera hija. A finales del mes de mayo, recibí una llamada del jefe de estudios, ya que mi hijo había sido golpeado por dos compañeros de clase. Inmediatamente, le pedí la dirección de los chicos...
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513552 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299793 veces
Si te ha gustado Todo por mi hijo. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Todo por mi hijo..
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
zak
(8 de September de 2009 a las 03:46) dice:
quieres mas de eso puta escribeme y descubriras nuevas cosas zagitariounam@hotmail.com y creoiq ue no es necesario decir qu eme gusto tu relato darkbreack
(7 de September de 2009 a las 23:27) dice:
El relato estuvo muy bueno... ah y x cierto muy buen final ! morboso sadico
(29 de July de 2009 a las 04:38) dice:
Toda mujer lleva una puta dentro de si, solo hay que saber descubrirla sementalx
(28 de July de 2017 a las 23:37) dice:
que zorrita que eres
aunque deber ser toda un mamacita luisreyesmuñoz
(23 de July de 2018 a las 05:22) dice:
Estuvo bien coger por el hijo, al principio, pero después ya es ligar solo por gusto y por gusto a un sexo algo escondido. Bueno el relato omar6363
(20 de July de 2009 a las 21:04) dice:
bastante bueno katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:09) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF insepulto
(11 de April de 2016 a las 04:17) dice:
las circunstancias te hicieron ser una mujer ardiente, me excitaste charabon
(10 de August de 2024 a las 06:59) dice:
Esta narración es un claro ejemplo de personas que saben escribir pero la historia no es real. Te falta leer literatura en serio. charabon
(10 de August de 2024 a las 06:57) dice:
Totalmente falso e irreal. No podés convencer a nadie con ese relato, solo a los pajeros enfermos. Dejá de inventar, sos muy exagerada en tus sueños. charabon
(10 de August de 2024 a las 06:56) dice:
Totalmente falso e irreal. No podés convencer a nadie con ese relato, solo a los pajeros enfermos. Dejá de inventar, sos muy exagerada en tus sueños.
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